En este segundo número, se continua con la tónica del anterior, pero presentando 2 novedades. Primero aparece la sección de cartas del lector indicando la buena acogida que tuvo el primer número y segundo aparece un poema de Luis Tamayo Salazar ilustrado por Themo Lobos, notando la siempre presente intención de educar que le daba Themo lobos a sus ediciones.
La maltratada portada del número 2
La edición se compone de:
• Una tira de Martin conejin.
• Máximo Chambones en “Campeonato de volantines”: Una divertida historia en que aparece el famoso club de deportes raros de Piduquén y que enfrenta a Máximo con el alcalde en un campeonato de volantines. Muy graciosa, destacando las caras y colores que toma el alcalde.
• Michote y Pericon. Historia de dos páginas que, aunque muy bien dibujada, el chiste suena repetitivo y bastante fome la verdad.
• Este árbol: Un lindo poema ilustrado por Themo lobos. Mi Estrofa favorita:
Este árbol llega a las nubes
y es una larga escalera.
Por sus tramos van bajando
Lentamente las estrellas.
• Ferrilo: Una serie de chistes del simpático robot.
• Agu: Una historia protagonizada por el hijo de Ogu, en que trata de emular a su padre en la caza y prueba varias formas utilizando su ingenio. A mi juicio la mejor del número.
• Nick-Obre en “la trampia nunca triunfia”: El agente se ve envuelto en las trampas que realiza un club de futbol para siempre ganar en su cancha.
• Box metálico: Dos genios de la robótica deciden zanjar de una vez la cuestión de quien es el mejor, y lo hacen mediante una pelea de boxeo con robots (¿se habrán inspirado en ella los guionistas de Real Steel?). La historia es buena, con un muy buen final, y nota aparte son los insultos que utilizan los científicos.
En conclusión: Vale mucho la pena.
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